Roma, Ciudad Eterna |
"Contaba con el afecto de Napoleón, que en esto la distinguió siempre más que a sus otras hermanas…Sus sueños imperiales habían caído sobre Italia, organizando y reorganizando estados, diezmando territorios y, a poco que se lo permitieran, sustituyendo tronos. Pero a la espera de esta oportunidad, miraba con singular admiración el ejemplo del Imperio Romano y consideraba a la Ciudad Eterna el paradigma de cuantas virtudes caracterizan al genio militar, al genio político y a aquella sorprendente mezcla de ambos que era el genio religioso manipulado por el poder temporal de los pontífices."
"Venus Bonaparte", Terenci Moix.
Magnífico repaso del sueño imperial, de todos los sueños: grandeza, fama, arte, cultura, pasión, sueños de permanecer, de vivir eterna, intensamente, por encima de los mortales. |
La osadía, la frescura, la fuerza de la juventud y la belleza, frente a la experiencia, el miedo a la muerte, las envidias, la traición y los celos.
Roma representa la vida eterna, como París la vida galante, lo efímero, el placer.
Josefina, primera esposa de Napoleón, es la mujer experta, elegante, adulta, abandonada. La mujer admirada.
Paulina, hermana favorita, nos muestra a la eterna niña, el capricho, el deseo, la insatisfacción. La mujer adorada.
Madame Mere, su madre, la matriarca del clan Bonaparte, es la imagen de la resignación, el apoyo incondicional a su familia, la serenidad, la continencia. La mujer respetada.
La mujer como obra de arte, mostrada en todas sus edades, Venus Bonaparte, acertado título.
Dejad que este libro os acompañe por alguno de los lugares emblemáticos de la ciudad: |
“Si aquellos personajes podían intimidar a Madame Mêre, no por ello dejaba de impresionarse a la vista del excepcional sentido de la complicidad que reinaba entre todos ellos: un espíritu de clan que, pese a su exclusividad, no le era completamente desconocido. Era el mismo que reinaba entre los Bonaparte. Como si estuviera escrito que la Historia se hacía en selectos grupos aislados de los grupos colectivos.” |
Es la nobleza pontificia y los miembros destacados de las grandes familias: los Orsini, los Colonna, los Doria Pamphili, los Chigi, los Altemps, Salviati, Aldobrandini, Spinola… los que brillan con letras de oro en la crónica dorada de la Roma de 1804.
“Esa Roma que se va consolidando como ciudad moderna sin abandonar sus continuas conexiones con el mundo antiguo.”
Finalmente el libro repasa alguna de las obras fundamentales de la historia del arte:
Venus Victoriosa, el Laooconte, el Apolo del Belvedere, el Espinario (incautados por Napoleón), tan codiciadas que son objeto de estudio en los Museos de Reproducciones.
El Caballero con Guantes de Tiziano, la Leda de Veronesse, la Virgen de Guercino, el San Sebastián de Giordano (Botín del Cardenal Fesh, tío de Paulina y Napoleón Bonaparte)
La Santa Teresa de Bernini en Santa Maria della Vitoria…
Roma es un gran contenedor de arte, etapa esencial del “Grand Tour”. |